lunes, 9 de septiembre de 2013

DICOTOMÍAS DEL ROCK Y EL POP

Ahora que escucho tipos más variados de música y también leo revistas que hablan de música, me llega a la mente que de un tiempo para acá, se ha estado manejando un concepto erroneo y maniqueo de que la música rock debe tener letras profundas, sustanciosas y casi rayando en lo poético o contestatario, mientras que el pop debe ser de letra fácil y pegajosa, al nivel de lo intrascendente e insulso.

Me pregunto ¿quién dictó tal sentencia? cuando escucho ciertas letras, la realidad me dice todo lo contrario, si bien el rock se volvió con el tiempo en un perfecto vehículo para transportar recursos retóricos, el género pop no obsta de versar sobre temas que no serían digeribles en otros ritmos.

Por ejemplo: ¿escogerías el rock para hablar de que en plena fiesta de cumpleaños tu novio te es infiel? ¿Cómo abordarías el conflicto emocional por el que atraviesas cuando una chica estalla los vidrios de tu corazón? ¿Cómo sugerirías que por codependencia hacia tu pareja pretendas quitarte la vida? ¿Serías capaz de hablar veladamente de tu amor hacia una mujer mayor que tú? ¿Hablar de la dependencia excesiva sin que se oiga tan agresivo? pues esas salchichas letrísticas son cubiertas en diferentes épocas con el pan del pop.

Y como todo en esta vida, hay música que me gusta y que no, pero no por eso voy a insultar a los que les gusta cierto ritmo, como tampoco voy a pegar el grito en el cielo porque Saúl Hernández colabora con los Ángeles Azules. No es para tanto. Hay canciones que no precisan tanta parlería y otras que lo "profundo" de sus palabras confunde más al escucha.

Y para no hacerla más de emoción, éstas son las canciones a las que me refería: "It's my Party" de The Chiffons, "Don" de Miranda!, "Tu Foto en la Pared" de Rocío Dúrcal y "Yo Sé que No es Feliz" de Leo Dan.