jueves, 17 de noviembre de 2011

LA MÚSICA DIGITAL Y YO

Hay un refrán que reza así: "nunca digas de esa agua no he de beber".

Es verdad que tenía cierta renuencia a adquirir un aparato reproductor de música, pero tampoco quería dejarme seducir por chantajes mercadotécnicos.

Sin embargo, me encanta informarme de adelantos tecnológicos y si bien puedes escuchar de manera arbitraria la música en esos aparatos pequeños, también tienes la capacidad de hacer carpetas por géneros y por qué no; simular que estás oyendo una emisora de radio con sus fonotipos y cortinillas, o de manera estereo planeada.

Pero de un tiempo a acá he tenido la oportunidad de buscar, por ejemplo música japonesa; y es fabuloso que descargar un disco entero tome menos de la mitad de lo que se copia de disco a cassette o entre cassettes a alta velocidad. De ahí, a almacenarlos en una memoria flash con contacto USB y sólo al colocarlo en mi modular, espero a que abra las carpetas y después de que me indique cuantos archivos en audio tengo, oprimo PLAY.

Por las tardes mientras viajo en autobús de ruta, escucho el radio un programa de música en inglés llamado "Clásicos de Estéreo Vida", ¿en dónde? o mejor dicho ¿con qué? con mi celular.

Ya tiene rato que mi CD player Durabrand no me lee los discos, lo cual sólo me indica una cosa: que ya feneció.

Ahora sí, quiero, necesito, preciso, anhelo, deseo comprar un reproductor digital, no importa que no sea el de la manzana. así haré mi emisora inmaterial lo más ecléctica posible.

Además que ya son más baratos.

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